jueves, 8 de diciembre de 2011

Quemando puentes



Es el tema de moda (entre otros) de la actualidad económica. Ahora que estamos inmersos en un acueducto de importantes proporciones, salta a la palestra la polémica de los puentes: que si son muy largos, que si "lastran la actividad económica", que si suponen grandes pérdidas, etc. Se ha llegado a plantear cambiar el día de Reyes o el Jueves Santo, por poner dos ejemplos, para moverlos a lunes o viernes y evitar estas "mini-vacaciones" (para el que las tenga, claro está...).

Antes que nada, recordar que estas fiestas y muchas otras son de carácter religioso, y por mucho que se llegase a un acuerdo entre patronal y sindicatos, es la Iglesia la que debe decidir si modifica o no sus festivos. Por otro lado, ahora parece que la culpa de que la situación económica no remonte es de los pobres curritos "que trabajamos poco". Y por ahí sí que no paso.

Nuestro problema, como siempre se ha puesto de manifiesto, no es el total de tiempo trabajado, sino la productividad (algo que no es reponsabilidad del trabajador en buena parte). Tenemos los mismos festivos en el calendario laboral que Alemania, así que tampoco tendremos tantos días libres, ¿no? No nos dejemos engañar por los tópicos interesados, vengan de donde vengan, en los que los españoles quedamos como vagos, fiesteros y poco trabajadores, porque sencillamente no son verdad.

Los días de libre disposición, como su propio nombre dice, son para utilizarlos cuando el empleado lo estime más oportuno. Evidentemente, y más en el ámbito sanitario, por una cuestión de responsabilidad, no se puede dejar desatendida la prestación sanitaria, eso es obvio. Pero querer arrojar la carga de las "inmensas" pérdidas económicas de puentes como éste al trabajador es injusto. No se le pueden pedir este tipo de sacrificios a los trabajadores, y "a cambio" hacer imposible la conciliación de la vida familar y laboral, con jornadas maratonianas que no se dan en ningún país europeo. ¿No queremos ser tan europeos? Pues jornada de 9 a 5 y punto, que en la inmensa mayoría de los países el hacer horas extra (si te lo permiten) está mal visto, ya que parece que no eres lo suficientemente resolutivo como para realizar tu trabajo en el horario normal. Vamos, lo mismito que en España...

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